Aunque hay gente que no tiene muy arraigado el hábito de la limpieza, también es cierto que hay a quienes les afecta grandemente este problema y no saben qué hacer. Los pies les sudan y les huelen mal a pesar que los lavan y se cambian los calcetines varias veces al día, a pesar de los medicamentos contra el pie de atleta y otros y nada. Y no hay señales de nada anormal, ni siquiera una ampolla. Esto es un problema, porque no hay modo de descalzarse delante de otra persona sin sentir algo de vergüenza. ¿Qué hacer?
El término médico para el problema de la sudoración excesiva en los pies se llama hiperhidrosis plantar. Es un problema relativamente común y que sólo en ocasiones tiene relación con alguna enfermedad subyacente.
Como se explicaba más arriba, puede ser un problema importante, porque interfiere con la calidad de vida de la persona que la sufre. Los pies sudorosos se convierten en terreno fértil para bacterias y ello se traduce en un olor desagradable así como en infecciones de hongos en la piel que producen una sensación de ardor en los pies.
La piel del pie humano puede producir más sudor por centímetro cuadrado que la piel de cualquier otra parte del cuerpo. Esto es porque la piel de los pies tiene más glándulas sudoríparas que el resto de zonas.
La acumulación de humedad es lo que más comúnmente se asocia con el calentamiento del pie y la pobre ventilación del zapato. Al igual que el resto de piel del cuerpo, las células muertas de la piel se desprenden de esta constantemente.
Sin embargo, en el caso de la piel de los pies, las células muertas se concentran con el sudor en un área muy cerrada: tu zapato. En este medio ambiente, los hongos y las bacterias que usualmente están presentes en pequeñas cantidades pueden crecer y reproducirse. Esta multiplicación y crecimiento es lo que produce el mal olor y el ardor.
La mayoría de los hongos de los pies se ubican en las plantas de los pies y entre los dedos. Es allí donde generalmente se localiza la mayor parte del ardor. Este ardor y la picazón del pie son generalmente debidas a la infección de la piel con hongos. Pero la piel puede parecer normal para un ojo sin entrenamiento.
Si tienes estos síntomas, deberías considerar visitar a un médico para que verifique si esto es realmente lo que te está pasando. Para muchos será suficiente algunas semanas de tratamiento con un fungicida tópico como el clortrimazol (nombre genérico para medicamentos como Cruex, Desenex y Lotrimin) o tolnaftato (Tinactin, Aftate). En otros casos se requerirá tratamiento oral con medicamentos como el ketoconazol (Feoris, Nizoral) o griseofulvina (Fulcivin, Grifulvin).
El mal olor de los pies puede ser causado por el crecimiento excesivo de las bacterias.
En cuanto a la sudoración excesiva, puedes hacer lo siguiente:
- Lávate los pies a diario con agua tibia y jabón antibacterial. Sécatelos bien con una toalla seca y suave de algodón, especialmente entre los dedos.
- Usa un spray para zapatos diseñado para evitar la acumulación de bacterias y el mal olor (pregunta en la farmacia). Si el caso es severo, puedes aplicarte un poco de desodorante o antitranspirante axilar.
- Termina de secarte los pies con talco medicado.
- Usa calcetines gruesos que puedan absorber la humedad y ayuden a ventilar el pie.
- Tus calcetines deben ser 100% algodón o 100% lana. Evita el material sintético (poliéster o nylon) porque puede empeorar el problema.
- Cámbiate de calcetines varias veces al día.
- Evita usar zapatos plásticos o de nylon (revisa el material de tus zapatillas). Cuando no uses zapatos, deja a tus pies airearse en un área donde circule aire seco.
Cuando nada de lo mencionado funciona, algunos médicos recurren a inyecciones de toxina botulínica. Hay reportes que indican que esta terapia reduce la sudoración de la piel por un período de entre tres meses a un año antes que necesite ser repetida. Si estás considerando esta opción, primero debes tener una buena conversación con un doctor acerca de los riesgos y beneficios de esta terapia.
De cualquier modo, siempre es mejor que consultes a un especialista. A veces, dolencias como la diabetes o la enfermedad vascular periférica pueden causar sudoración y ardor en los pies. Un médico puede descartar estas posibilidades.
Dr. Carlos Alberto Ramírez Medina
M.N.: 146.653
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