Tres consejos
fáciles y sencillos que cambiarán tu cara cada mañana.
¡Toma
nota!
1. Lavarse
la cara con agua fría
La temperatura
del agua con la que te lavas la cara juega un papel muy importante en tu rutina
diaria. Por la mañana, lo más recomendable es que utilices agua fría para
ayudarte a despabilar después de dormir pero también para descongestionar los
ojos, las bolsas y las ojeras. Al aplicarla, también ayudarás a cerrar un poco
los poros y conseguir que no se impregnen de suciedad durante el día. Un gesto
tan básico y simple como este puede ayudarte a mantener tu piel limpia, fresca
y equilibrada.